Bitácora intimista e interiorista

viernes, 8 de mayo de 2009

Hitos y rituales

He pasado mala noche y el día ha amanecido nublado. Últimamente eso es razón suficiente para no levantar cabeza en todo el día.

Me he estado acordando de hace cinco años, cuando me fui de casa de mis padres y organicé una inauguración de mi piso nuevo a la que sólo vinieron cuatro personas, las mismas cuatro personas de siempre, pero tal vez precisamente por eso, y pesar del plantón casi generalizado, fue una de esas noches irrepetibles y mágicas en las que todo fluye.

Ahora esas cuatro personas están muy distantes, y hace tiempo ya que dejé de intentar evitar que creciera la hierba en el sendero de la amistad, como escribíamos en las carpetas escolares cuando teníamos quince años.

En esta última mudanza no ha habido inauguración y, sin ritual, es como si el cambio fuese menos cambio. Y es que tampoco conecto ya con la gente de la misma manera. No hay más que ortigas y ortigas por todas partes y me cansé de ser la única que se preocupa por arrancarlas.

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