Bitácora intimista e interiorista

viernes, 13 de marzo de 2009

Mi fracaso personal

A veces un aparente progreso en la vida puede ser en realidad un receso. Los escalones subidos pueden esconder una incapacidad innata de conformarse con lo verdaderamente importante. Lo que hace dos años parecía perfecto ahora ya no nos sirve, y cambiamos los batidos de pera y los frapuccinos caseros por muebles de diseño, depilaciones por láser o viajes cada vez más exóticos. Quizá por eso Oscar Wylde defendía vivir por encima de las propias posibilidades: la escasez agudiza el ingenio y la abundancia aburre. O es posible que a falta de carencias materiales solo nos quede lidiar con nosotros mismos y eso nos aterre.

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