Creo que debí escuchar más a mi profesora de filosofía de 3º de BUP en vez de ir de macarra por la vida, pero, claro, es que estaba en la edad.
Ella decía cosas sabias, como que a veces no éramos nosotros mismos sino lo que los demás querían que fuésemos. También hablaba de la relatividad de los problemas: una piruleta es una tontería para un adulto, pero si se la robas a un niño le haces sufrir. Me sorprende agradablemente lo poco que estoy sufriendo ahora en relación con la gravedad de mis problemas. Hace unos años se me habría caído el mundo encima con algunas de las cosas que me están pasando. Será que en realidad mis problemas no son más que piruletas robadas, y que lo peor está por venir.
Bitácora intimista e interiorista
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